
The eight day festival of Chanukah is arguably the most popular Jewish holiday in American society.
Observed at the beginning of winter, we kindle lights, spin celebratory tops, enjoy festive foods and sweets and gift children with money.
We celebrate the courageous and greatly outnumbered band of Maccabees, the priestly Hasmonean family, who revolted against the tyranny of the Assyrian Greek Empire (138 BCE). The ancient Greeks endeavored to uproot all that was sacred to Judaism so that Israel would completely assimilate to their ways. They defiled and ransacked the Holy Temple in Jerusalem and ensured that no ritually pure olive oil remain in the vicinity.
Many souls were lost due to this campaign and all seemed to be lost.
A small band of loyal Jews – the standard bearers of the Jewish faith commonly known as the Maccabees - raised the battle cry and valiantly battled the enemy. They miraculously won each battle until the Temple was under Jewish control. As they prepared to inaugurate the temple by kindling the Menorah (candelabra) no appropriate oil could be found. Production of this unique fuel would be a project of eight days.
These dedicated warriors did not relent and they found a tiny jug of this precious oil – barely sufficient to kindle the flames for one evening.
They joyfully inaugurated the new Menorah and hoped for the best. Lo and behold, this minimum amount of oil burned for eight days and nights. This was a clear sign that God was pleased with their self-sacrifice.
On the anniversary of this miracle we kindle lights each night. Starting with one candle on the first night increasing the number each successive evening until the eighth night we kindle a total of eight.
The universal message of this tradition is clear. In a reality permeated with darkness, even a small flame makes a great difference. Once a sliver of light has illuminated the dark we must continue to add with increasing intensity. What was sufficient yesterday is not nearly enough today. It is up to us to brighten our world with the light of goodness and kindness with ever increasing speed and intensity.
Chanukah will be celebrated through Dec. 14. Learn more about Chanukah: www.chabadelpaso.com/chanukah
Rabbi Levi Greenberg is the Associate Rabbi at Chabad Lubavitch. Follow Levi on Twitter @RabbiLeviELP
This article was published in the El Paso Times (December 7, 2015).
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This Chanukah message was translated and published in the El Diario de El Paso - El Paso's spanish language daily.
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Con duración de ocho días, Jánuca es posiblemente la fiesta judía más popular en la sociedad norteamericana. En esta celebración, que ocurre al principio del invierno, encendemos luces, giramos juguetes, disfrutamos comida festiva y dulces, además de obsequiarle dinero a los niños.
En Jánuca celebramos a los macabeos, quienes pertenecían al clan sacerdotal de los hasmoneos y encabezaron un revuelta en contra de la tiranía del imperio griego seléucida en el año 138 antes de nuestra era.
A pesar de ser superados numéricamente por sus adversarios, los macabeos era un grupo valiente. El objetivo de los antiguos griegos era erradicar todo aquello que fuera sagrado para el judaísmo, a fin de asimilar por completo a Israel: es por ello que profanaron y saquearon el Santo Tempo de Jerusalén asegurándose de que no quedara suministro de aceite de oliva ritualmente puro en sus inmediaciones.
Muchas almas se perdieron durante esta campaña y todo parecía estar perdido. Un pequeño grupo de judíos leales –los cuidadores de la fe comúnmente conocidos como macabeos– elevaron su grito de batalla y enfrentaron al enemigo de manera valiente. Milagrosamente ganaron cada batalla hasta que el Templo regresó al control de los judíos. En el momento que se preparaban para la reinauguración del recinto sagrado, con el encendido de la menorá –candelabro– no encontraron el aceite apropiado: la producción de este combustible único tomaría al menos ocho días.
Los esforzados guerreros no cedieron ante las circunstancias y al final encontraron una pequeña jarra con el precioso aceite –suficiente para encender las llamas por una noche. Con gusto inauguraron la menorá esperando lo mejor. Y –¿quién lo iba a decir?–, esta exigua cantidad de aceite mantuvo las luces encendidas ocho días y ocho noches. Se trataba de una señal clara de que Dios estaba contento con su autosacrificio.
En el aniversario de este milagro encendemos luche cada noche. Comenzamos con una vela en la primera noche, incrementamos el número cada noche de manera sucesiva hasta que en la octava tenemos ocho velas encendidas en total.
El mensaje universal de esta tradición es claro. En una realidad permeada con oscuridad, incluso una pequeña llama hace una gran diferencia. Una vez que una insignificante luz ha iluminado la oscuridad, debemos añadir más con un aumento de su intensidad. Lo que era suficiente ayer no es siquiera bastante para hoy. Nos toca a nosotros iluminar nuestro mundo con la luz de bondad y generosidad cada vez con mayor celeridad e intensidad.
Jánuca se celebrará al atardecer del 6 de diciembre hasta el 14 de este mes. Para mayores informes sobre el festejo, encuentre información en: www.chabadelpaso.com/chanukah
Levi Greenberg es rabino asociado en Chabad Lubavitch
@RabbiLeviELP